Ofreciendo La Otra Mejilla

      OFRECIENDO LA OTRA MEJILLA


La cara estaba magullada, la boca hinchada y ensangrentada, Los ojos amoratados, y casi todo el cuerpo cruelmente golpeado. Esta era la condición en la cual encontré Nolberta, una hermosa mujer que trabajaba en los cafetales para sostener a su familia, porque su esposa estaba pasando diez años de encarcelamiento por robo. Cuando la ví, experimenté dos sensaciones la vez:  1) Compasión por la pobre mujer, y 2) fuerte rabia, ligada con un gran deseo de tomar venganza del cobarde que hizo este crimen.

Le exigí que me dijera quién era el sinvergüenza responsable, pero no me hizo caso. Al contrario, porque no quiero que usted se meta en problemas problemas por mi causa. Estaré bien; no se preocupe".

Como se puede apreciar, Nolberta era una persona de belleza interior también, y sólo quería vivir en paz con todos. Ni pensó en vengarse. Lo que había pasado se relata brevemente con estas líneas: Ella estaba cosechando el café, cuando uno obrero se le acercó para ver si ella se interesaba en tener relaciones con él. Ese sabía que ella estaba sola, por causa de la situación de su esposo, y quiso aprovechar la oportunidad para satisfacer sus propios deseos lascivos. Ella procuró ignorarle, pero esa basura de hombre insistió, e iracundo le atacó, golpeándole despiadadamente. Resistió con toda su fuerza y pudo evitar la violación, pero pagó un precio grande, sacrificándose a la brutalidad del asaltante.

Como no pude descubrir la identidad del hombre, fui a ver al jefe de pueblo del pueblo adyacente. Le dije que yo estaría muy agradecido si él pudiera hacer un esfuerzo mayor para proteger a Nolberta, pues nadie más le iba a ayudar. El me preguntó en cuanto a mi interés en ella, y le expliqué que éramos de la misma fe cristiana y era una conocida de toda mi familia. Entonces él hizo algo que me fue bastante interesante. Me llevó a la plaza central del pequeño pueblo y anunció en voz fuerte y exigente:  "No permito que nadie toque a Nolberta; ella es amiga de la familia de este señor y es una persona muy decente. Si uno le vuelve a molestar, tendrá que ir a cuentas con nosotros". Dio resultado; nadie le volvió a molestar.

Mi señor y yo hemos hablado mucho de Nolberta y la influencia que tuvo en nuestras vidas. Hay algo tan valioso y puro en la persona que sabe sufrir persecución sin amargarse y sin querer vengarse de los perseguidores. Necesitamos acordarnos del poder de una vida consagrada y cuán glorioso es buscar el camino de la paz. Podemos decir sin temor de equivocarnos que Nolberta era una persona cuya vida confirma dramáticamente las enseñanzas y el ejemplo del Príncipe de Paz.

     "También han oído que antes se dijo: 'Ama a tu amigo y odia a tu enemigo.'  Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, y oren por quienes los persiguen" (Mt. 5:43,44).

Comentarios

  1. Que buen testimonio de vivencia, ajustada a la enseñanza de nuestro Señor!

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